Esther Morales Hernández

Yo no me dedico solo a la danza. De hecho, me interesa todo. Dance On, por un lado, es un lugar maravilloso, aunque es una pena que sea necesario. Que tenga que existir una compañía para gente de más de 40 significa que hay un problema con la edad, con los cuerpos y que la sociedad no está preparada para dar continuidad a unos artistas que están explotando. Pero me gusta porque es un espacio de tranquilidad donde nadie me dice “usted ya está mayor, usted no es válido”.

-¿Cómo decide poner en marcha este proyecto? “Tenía la idea desde hacía tiempo y se hizo en realidad gracias al apoyo de Santiago Arroyo y Fibicc, la Fundación Iberoamericana de Industrias Culturales y Creativas. Aunque he realizado la mayor parte de mi carrera como intérprete, me interesa la gestión cultural y la he desarrollado de manera paralela. Después de ver de primera mano cuál era la realidad del sector -con sus virtudes y sus carencias-, quería materializar mi experiencia. Además, la t

Muchas veces, el arte puede ser un indicador de la vida que tienen las ciudades. Por eso no es casualidad que la danza en general y la danza contemporánea en particular hayan encontrado su sitio en las calles de lugares como Cádiz, Zaragoza, Tarragona, Valencia o Las Palmas de Gran Canaria. Sin más focos que la propia luz del día, todos estos rincones del país (y muchos otros) acogen actualmente los festivales de la red Acieloabierto, dedicados a la danza en espacios no convencionales.

En otro tiempo, en otra pandemia del pasado, la danza y la muerte tenían un ritual de encuentro. Se le solía conocer como danza macabra, la prueba irrefutable de que las artes -también las escénicas-, siempre han intentado darle sentido a un dilema tan humano como es el duelo.

Y es que la intención de Alex Catana, al crear el espacio de reflexión que es MAGMA, no es que los bailarines hagan un despliegue de corporalidad técnica. “Nunca he abordado el cuerpo en la danza como algo protagónico. El cuerpo es una parte de lo que está pasando, pero también lo son la luz, el vestuario, los sonidos y las emociones. No comulgo con la idea del bailarín que vas al teatro a verle bailar y te dice ‘mira lo que yo puedo hacer’. De alguna manera -y con todo el respeto-, eso me remit

Toda una nueva hornada de dramaturgos está cambiando los códigos del teatro. La generación Z abre el telón con estos proyectos donde lo urbano está más presente que nunca.

Sorites hace referencia a una paradoja. Es un experimento para el pensamiento de los filósofos de la Antigua Grecia, que pregunta básicamente que, si hay un montón de arena, quitas un grano de arena y sigues quitando grano a grano ¿en qué momento deja de ser un montón y pasan a ser solo unos granos de arena? Es un experimento sobre lógica. Cuando la lógica, de algún modo, no funciona bien, quitar un grano de arena no hace que el montón de arena deje de ser un montón. Pero en algún momento, cuand

Es una pieza que no está construida y que no tiene un fondo. Nno tiene una idea sobre la que improvisar a un nivel conceptual. El nivel conceptual que tiene es el de improvisar, literalmente, un poco esa connotación no académica de ‘irse al limbo’. Este año, como estoy creando una pieza mayor, he hecho muchísimas improvisaciones y, a veces, me parece una pena que eso no se pueda compartir. Creo que también es interesante ese otro lado, que no está compuesto y que no está pensado. Creo que la p